jueves, 23 de febrero de 2012

domingo, 19 de febrero de 2012

viernes, 17 de febrero de 2012

Disfrutemonos...


Besame,
mirame,
deja que haga lo mismo
turbate,
turbame,
tocame,
acariciame
deja que haga lo mismo
muerdem
lameme
penetrame
mirame
deja que haga lo mismo
hablame
piensame
follame
dame duro
deja que haga lo mismo
correte
desgarrame
gritame
escuchame
deja que haga lo mismo

viernes, 10 de febrero de 2012

FOLLAME !!!

con tu pedazo de pollon, enorme y gordo.... cada vez que me follas, estoy varios dias sin poder hacerlo.... pero mientras me revientas.... tengo un orgasmo detras de otro....

miércoles, 8 de febrero de 2012

Felatio


¿quien tiene el poder?
Tú, con tu verga tiesa y poderosa?
o yo con mi lengua habil y placentera?


 ¿que tiene tu polla, que me embriaga de fluidos?



Soy tu esclava y te dare el placer que me pidas,
a cambio solo te pido saborearte una vez mas...

Lamerte hasta que pierdas el sentido y eyacules en mi toda tu energia vital.

martes, 7 de febrero de 2012

La foto de un Maestro

Tan solo pensar el morbo que me da
posar desnuda en un fotomaton
me pongo humeda...

¿porque sera?

lunes, 6 de febrero de 2012

69

El placer de lamer tu polla
de sentir tu lengua en mi placer
tu sudor en mi piel
tu sexo en mi paladar

domingo, 5 de febrero de 2012

El placer en tus dedos



Por que solo tus dedos me hacen sentir y gozar,
sentirme puta y sucia, sentirme la hembra mejor gozada
con solo un roce, una caricia...

jueves, 2 de febrero de 2012

te gusta, perro?


¿que sientes?
cuando te penetro
y rompo tu culo virginal
cuando eres tu el poseido
y me haces sentir, mala y zorra
poderosa y dominante
me excita tanto como a ti?

miércoles, 1 de febrero de 2012

Mi profe...

Entrada publicada en Sobre lo Humano y lo divino el martes 29 de noviembre de 2011.

Un simple olor, puede traer a mi cabeza recuerdos desde tiempos remotos, perdidos en el tiempo y en mi subconsciente.

En cierta ocasión, estaba en un local de moda, tomando algo con amigas cuando sentí una mano en mis ojos, tapándolos mientras un susurro me decía algo al oído que no reconocí, antes de eso un olor, una mezcla de aliento en mi nuca, la misma colonia y un aroma inconfundible me había desarmado.
Juan, no lo dude ni un momento, mi cabeza había viajado en el tiempo y aterrizo en mi época universitaria.

- Juan, ¿cómo te trata la vida, guapo?
Tras un año de desastre, desmadre y despiporre, presentar los resultados académicos penosos en casa fue un ejercicio de heroísmo y fe, fe en que mi padre siguiera financiando mi aventura universitaria. Y aquello no dependía mas que de los resultados de Septiembre, a cambio de aprobar, me permitían quedarme en Salamanca estudiando.

Como sola era evidente que no lo conseguiría, convencí a Juan, típico empollon, pedante, pelmazo y sabidillo, iba a mi misma clase, corte de pelo correcto, indumentaria correcta, en fin todo muy correcto en él, que accedió a darme clases particulares por una módica cantidad, al fin y al cabo tenia las mejores notas...¡ pero buenas de verdad!

Así cada mañana, como un reloj, Juan se presentaba en mi piso de estudiante, con los libros y la lección aprendida. Juan era un tipo atlético, no muy guapo, pero tampoco feo, pero con una evidente escasez de morbo. Allí estaba él, todas las mañanas, con su polo, sus náuticos y sus bermudas, repeinado y con gafas de pasta, serio y empollón. Y allí estaba yo, recién levantada con pijama y legañas, con sueño de ayer e intentando entender el Derecho Penal.
- Me aburrooooo! Le dije un día.
- ¿cómo? Resolvió él educadamente, era de un correcto que daba asco.
- Que me aburres...¿no podemos hacer otra cosa?

Se levanto, me miro con cara seria y responsable, mostrando sorpresa y contesto:
- Eres tú la que quiere aprobar ¿es así?
- Podemos salir un ratito a la terraza y tomar algo y luego seguimos...¡por faa! Le dije poniendo morritos de adolescente.

Me contesto que no y seguimos estudiando, ¡que coñazo de tío!
Al día siguiente le recibí con una camiseta y un pantalón corto, una camiseta con una abertura que dejaba mi hombro al aire y el resto a la imaginación. Cuando abrí la puerta, su gesto seguía inmutable, pero sus ojos decían lo contrario. Y eso me gusto. Sentía que podía cambiar la situación. En la camilla del salón mientras estudiábamos, me inclinaba sabiendo que el profundo escote le permitía ver mis tetas, él seguía impasible con cada articulo, mientras sus ojos detrás de aquellas gafas, escapaban furtivamente desde las letras hasta mi escote.

Y repetí los siguientes días, vestidos, minifaldas, posturas y Juan seguía de hielo, reconozco que cuanto mas me rechazaba, mas ganas tenia, me suponía un reto, había probado a poner morritos, caritas, morder el boli y echarme encima de él...nada, ni caso. Lo que me animaba a seguir era el bulto que su pantalón mostraba en la entrepierna cada vez que Juan abandonaba mi casa. Era claro que tampoco le disgustaba.

Aquel día decidí ir mas allá, me senté a su lado y procure poco a poco el roce, mi camiseta dejaba poco a la imaginación y mi cara se acercaba escandalosamente a la suya, olía bien, a niño bueno, apoye mi mano sobre su pierna, mire a sus ojos y observe el desconcierto, bajo la cabeza, se quito las gafas en un gesto pausado, volvió a mirarme fijamente, ahora ya no parecía un niño bueno, cogió mi mano con una fuerza incontestable y la coloco en su entrepierna: “ ¿esto?” frotando su miembro duro contra mi mano, “ ¿es esto lo que quieres?”, mientras frotaba mi mano sobre su bragueta y yo me ponía perra notando como su miembro se mostraba cada vez mas duro. Así paso un tiempo hasta que debió de correrse, entonces sin mediar palabra, se levanto de la mesa y se fue.

Lo cierto es que no supe reaccionar, me quede entre perpleja y orgullosa, culpable y excitada, me pase el resto de la mañana masturbándome con el tacto de su polla en mi mano y con el remordimiento y la duda de si volvería al día siguiente.

A la mañana siguiente sonó el timbre a la hora acordada como todos los días, abrí la puerta y estaba allí, cambiado, sin polo, sin bermudas y sin gafas, cerro la puerta tras de si y me miro fijamente como un felino mira a un ratón antes de comérselo, así retrocedí hasta el sofá, me invadía un calor por todo el cuerpo que era ajeno a la temperatura estival de la época, me senté y se abalanzo encima de mi, arrodillándose entre mis piernas y quitándome la camiseta, “¡vamos a seguir jugando!” espetó, allí estaba yo poniéndome muy cachonda mientras Juan me deshacía las tetas a lengüetazos, de vez en cuando paraba y me miraba a la cara, mordisqueaba mis pezones mientras me decía que esas eran las clases que yo quería, me decía lo perra que era y yo me ponía cada vez mas cachonda.

Recorrió todo mi cuerpo con su lengua, mi cuello, mi vientre, mi ombligo, mis pezones, “¿quieres que te siga repasando?” pregunto con voz autoritaria, eso me ponía mas puta todavía, asentí con la cabeza y cogió de una sola vez mis pantaloncitos y mis braguitas y las saco con maestría, dejándome completamente desnuda, entonces me cogió y me llevo hasta sentarme en la mesa donde estudiábamos, yo desnuda y el aun vestido, yo esperaba su lengua en mi sexo, me recline hacia atrás, pero no llegaba, levante la cabeza y le vi allí, de pie, impasible frotándose su entrepierna mientras miraba mi cuerpo desnudo, acerque mi mano a su miembro pero se aparto y no me dejo tocarlo “¡no es para ti, dijo!” eso me puso mas caliente aun y comencé a masturbarme, mientras él me miraba, eso le debió de poner muy cachando por que se saco su polla y se masturbo hasta correrse encima de mi vientre, hubiera preferido que se corriera en mi cara, en mis tetas o en mi boca, pero entonces me quito la mano con la que me tocaba y me dijo...”¡ahora, abre el libro de Penal!” , no me permitió vestirme, allí estaba yo completamente desnuda y estudiando derecho con Juan, mas caliente que una plancha y deseando que follara aquel empollon, mientras aceptaba sumisa todas sus ordenes.

Pasado el tiempo y la lección, Juan se levanto, señalo el tablero de la mesa con su mano, dando unas palmaditas sobre él insinuando con su mirada que me sentara allí de nuevo, entonces llena de ansia y morbo lo hice sin dudar, mostrando mis piernas abiertas y colgando sobre la mesa, Juan abrió su bragueta y dijo “¡como has sido una buena alumna, tendrás tu premio!”, entonces apareció ante mi su polla, maravillosamente y yo estaba deseando llevármela a mi boca, y así lo hice, esta vez si me lo permitió, la saboreé y recorrí como si fuera una niña golosa con su piruleta, Juan cogió mi pelo y me llevo al ritmo que mas le complacía, me sentía completamente en su poder y completamente zorra, hasta que de nuevo cogida del pelo me aparto y me hizo colocar como una perrita sobre la mesa con mi culo hacia su cara, “¡ te voy a comer el coño como nunca te lo han hecho!” su lengua tomo posesión, recorrió mi culo, mi coño, me sentía fluir, estaba disfrutando, gozando, me lamió, me follo, me sorbió hasta que quiso y se sacio sin dejarme que me corriera, solo cuando él quiso, me cogió por mis caderas y me apoyo en el tablero, dejando mis piernas fuera de la mesa, entonces sentí sus manos en mis tobillos, separándolos, sentí algo caliente en mi entrepierna, un golpe seco, un placer que me llenaba por dentro y un alarido que exclame “¡ aaaaaaaaaaaaaah!” entonces me había penetrado ¡ por fin, lo deseaba! Y continuo así, a ritmo, como una maldita maquina como un bendito placer, solo repetía un movimiento, perfecto, acompasado y me iba inflando de orgasmo, de placer, me corrí, explote, pero 

Juan seguía como un taladro, empujándome sin dejar que saliera, le oía jadear, me había corrido y me volvía a subir el calor y aquel ritmo seguía frenético martilleando el cuerpo de Juan contra mis nalgas y volvió a ocurrir, volví a gritar y sentir otro orgasmo, entonces mientras me retorcía de placer, Juan salió de mi y se corrió sobre mi culo, jadeaba hasta la extenuación y me gire para verle, desde luego no olía a niño bueno, puse cara de golfa, me sentía muy golfa, pase mi dedo por mi culo, recogiendo su liquido y me lo lleve a la boca, mientras miraba su cara.

Ni que decir tiene que los repasos de aquel verano me hicieron aprobar, entre sexo, apuntes y libros, situación que hoy aun me pone muy, pero que muy cachonda, y muy golfa, por supuesto.